sábado, 29 de mayo de 2010

El punto de cruz


Me han gustado siempre las labores y he vivido siempre entre ellas. Una manera de ocupar el tiempo, ver la televisión sin dormirse y crear poco a poco algo de lo que después te sientes orgullosa. Desde que mi vista no es lo que era, ha ido disminuyendo el ritmo. Aún así, ahora que ya voy a estrenar la jornada de mañana y veo cosas tan bonitas por esta ventana tan fascinante como es internet, ya voy haciendo planes de alguna otra labor.
El cuadro de punto de cruz que pongo como imagen lo acabé en el verano de 2008. El año pasado no me decidí a comenzar nada, pero estos días ya ando mirando alguna revista y alguna página para inspirarme.
Cada vez que ves una labor que has hecho la asocias con los momentos en que has estado dando las puntadas. No siempre son recuerdos alegres, pero con el paso del tiempo, aunque la labor sea la misma, los recuerdos cambian de colores. La tristeza de las últimas letras de ese abecedario, acompañando a mi padre enfermo ya, no es tan fuerte como el año pasado. Ahora recuerdo algunas cosas que me contaba y que aún están anotadas por ahí... y en lugar de tristeza, tengo el grato recuerdo de haber estado con él, de haberle escuchado.
Algunas amigas me están incitando sin darse cuenta a comenzar labores otra vez. Cloti me contagió lo de hacer regalitos de punto de cruz. Por eso este invierno bordé un marcapáginas para mi hermana y una funda de abanico para mi amiga Orianna.
El nuevo proyecto está todavía sin decidir, pero debo agradecer el ánimo y el interés a este gran medio que me pone en contacto con blogs y con personas llenas de ideas creativas.

viernes, 21 de mayo de 2010

Personaje curioso


Hace tiempo guardé una reseña del Heraldo de Aragón de la sección TINTA DE HEMEROTECA, donde aparecen curiosidades publicadas en años pasados. Leí parte de la biografía de un personaje peculiar: De "príncipe de los timos" a guardia municipal. Me quedé con las ganas de leer más y por eso he acudido a la fuente que proponía el periódico.
Nacido en Galicia (Ferrol), se paseó a principios del siglo XX por media España haciéndose pasar nada más y nada menos por Alejandro de Battemberg, el hermano de la prometida inglesa del rey de España, que como dicen en Heraldo, ya era tener cuajo. Este fue el timo más sonado y más divertido, pero no el único. Vaya fichaje.
Irún, San Sebastián, Valladolid, Toledo, Valencia... Recibido y honrado como un príncipe por autoridades españolas, políticas y eclesiásticas... Hasta que en Valencia acabó su periplo. Recomiendo la lectura, que aunque larga, es muy divertida.
Acabó casado con una zaragozana y trabajando como guardia municipal depués de "redimirse" en la Legión. Pero incluso residió en las Américas. Una vida interesante y con una "cara dura" impresionante.
Eso ya no podría ocurrir en la actualidad. Los de "PROTOCOLO" actual no se dejarían engañar de esa manera, espero. Con los medios de comunicación actuales y la psicosis de seguridad que nos envuelve, no hay posibilidad de que semejante atrevimiento tenga lugar.
Seguro que hay quien piensa que en los actos protocolarios se "filtran" otro tipo de "caraduras" que también sacan tajada y además seguro que no colaboran en ninguna obra de caridad, cosa que nuestro personaje sí hacía, aunque con el dinero que birlaba, claro.

domingo, 16 de mayo de 2010

YA ESTAMOS CON EL NUNCA JAMÁS


Cuando alguno de mis alumnos molesta a un compañero, tira o rompe algo…tiene que irse a “pensar”. Esto lo hacemos, creo, la mayoría de los que trabajamos con pequeños.
Procuras, si es algo grave, no perder los nervios, cogerlo de la mano a tiempo de evitar que haga más daño, y decirle muy seria: ahora vas a pensar sobre lo que has hecho. No siempre consigues no levantar la voz, que a veces, es lo que te pide el cuerpo. Pero está más que probado, que lo que impresiona realmente es que no pierdas la calma, pero que te pongas SERIA.
Con dos minutos vale. Aunque a algunos les vendría bien estar diez minutos… pero antes de dos minutos ya se les ha olvidado lo que habían hecho mal. Eso si son conscientes, si se han percatado…que no siempre se dan cuenta.
Cuando, como es mi caso, comienzas con los de tres años… eso de pensar, no le pilla de sorpresa si han ido a guardería, con lo que deduzco que allí también van a pensar… Lo que les descoloca es que me tengan que contar lo que han pensado…
Al principio la mayoría no se sabe expresar, con lo cual, si quieres aprovechar el hecho para exponer ante los demás la situación y que sirva para que todos aprendamos, diriges el “diálogo” ¿qué has pensado?, ¿se puede pegar?, ¿querías hacerle daño?, ¿qué le decimos ahora a tu compañero?, ¿cómo lo solucionamos? ¿cómo arreglamos este libro que has roto?… Pasados los primeros meses, ya comienzan a decirte ellos lo que han pensado. Es curioso, llevo muchos años en esto, han pasado muchos niños… pero hay algo en común: la respuesta “NUNCA JAMÁS” ¿nunca jamás vas a pegar…? ¡Claro que no! (aunque sabes positivamente que igual no pasan ni cinco minutos, jaja…)
El otro día un niño me respondió cuando le pregunté qué había pensado: “QUE SOY BUENO” ¡Claro que eres bueno!, ¡eso por supuesto! (Cuando los maestros de infantil repetimos lo que nos dicen, no es por que seamos así de simples… repetimos por varias razones: para que lo escuchen bien pronunciado, para que tengan conciencia de que les hemos escuchado y que tenemos en cuenta lo que han dicho y le damos importancia. Ese eco es muy importante para ayudar a construir su personalidad…)
Pero no quiero perder el hilo de lo que quería transmitir. Ya estamos con el NUNCA JAMÁS.

Llevamos muchos meses juntos, apenas queda otro mes para acabar… están nerviosos algunos. ¿la primavera…? ¿los cambios de tiempo…? ¿se cansan…?
Cuando esa silla de pensar es muy frecuentada… hay que pararse a pensar. Yo también. ¿Estoy haciendo algo mal? Hacer balance, observar más, apuntar más, valorar los avances, centrarnos en lo importante, aprovechar bien el tiempo que queda. El trabajo bien hecho. Y a disfrutar.
(…Incluso aunque nos bajen el sueldo, ¡ay!)

domingo, 9 de mayo de 2010

Como mi madre


El tiempo entre costuras de María Dueñas.
Una novela que me ha gustado mucho, de principio a fin. Una historia que además de cierta intriga, tiene momentos conmovedores junto a la terrible realidad de una guerra, que aún en la distancia, se siente con toda la crueldad en unas pinceladas que van dejándose ver a lo largo de la novela. Me gusta como está escrita. Quizá el final un poco atropellado… pero esa impresión la tengo en muchas novelas que me gustan, igual es que lo que no me gusta es que se acaben. Bien documentada y explicada al final. Con bibliografía. Así me gusta, saber qué hay de realidad o más parecido a la realidad…y qué de ficción.

El tiempo entre costuras me ha traído a mi madre, en cada escena de patrón, de tejido, de prueba, de diseño…Mi madre cosiendo, transformada en creadora, con su energía, su buen gusto, su exigencia, todo ha de quedar perfecto, esa manga no sienta bien, esas costuras tiran, ese cuello, esa solapa…Mi madre observando una prenda en la mejor de las tiendas… ¿por qué la miras del revés…? Así tenía que coser ella, como las mejores. Mi madre con su ojo crítico mirándote cómo te queda la ropa que te has comprado…aquí cogería un poquito, esta pinza hay que subirla…esto es “batallero”…Mi madre dibujando sus patrones. Me parecía imposible que ese trozo de papel que te ponía un momento encima se convertiría luego en esa manga, ese canesú… para la blusa que luego te quedaba tan bien.
Casi hasta el final ha sido así. Coser es lo que más te gustaba hacer y por eso es lo último que olvidaste. Cuando ya de casi nada te acordabas, lo más sencillo ya no te salía… aún sabías coser…y nos dejabas a todos con la boca abierta. Dándole al pedal de tu máquina de coser te transformabas. Cuando tu cabeza parecía que ya se iba, aún tus manos simulaban hacer dobladillos. A veces ahora, cuando nos obsequias con una de tus miradas…aún pienso que estás observando cómo me queda la ropa, que te fijas en algún pespunte, en algún pliegue… y espero a que me des tu aprobación.

viernes, 7 de mayo de 2010

Para un delicioso bocadillo


El placer de comer un buen bocadillo nunca pasa de moda, afortunadamente. La comida rápida e informal no tiene porqué ser de baja calidad. Si se dan las circunstancias apropiadas: sin prisas, con buena compañía, con una buena tortilla de patata, jamón y un buen vino... la cena puede ser de lo mejor.
Este pan está hecho en La Cocinera, es pan blanco. Hay que darle forma antes de hornear, el resto lo hace la máquina. El resultado es un pan tierno pero crujiente, ideal para el bocadillo. Y a disfrutar.