sábado, 19 de diciembre de 2009

El búho

Estaban de moda por aquél entonces los búhos de la suerte: de porcelana, de madera, de barro... de oro...
A mí me regalaron uno de oro, me lo coloqué en una cadena, lo colgué en mi cuello y se convirtió en una de esas joyas que no molestan, que te acostumbras a llevar. Ocurrieron algunas cosas positivas, y no sé cómo, esa joya se convirtió en una especie de amuleto, que incluso en alguna ocasión presté para dar suerte.
A veces hacemos esas cosas. Atribuimos a un objeto un poder que ningún humano puede tener.
Aquella noche me vestí de azul marino. Un vestido que pedía un collar corto, y mejor que nada, algo blanco: las perlas. Y me quité el búho de oro.
Todavía me estremezco al recordar aquella noche. Más aún, me aterra recordarla.
Me había quitado el búho... y ocurrió aquello tan terrible. El accidente, la carretera, la vida de nuestro amigo... Recuerdo que al llegar a casa, me quité el collar, me puse la cadena con el colgante de búho, me acosté, me dormí pensando lo bién que lo habíamos pasado... pero al poco rato sonó el teléfono. Y comenzó la pesadilla de uno de los momentos más tristes de mi vida.
Pasaron los días, pasaron muchos días... la pena fue muy grande. Que triste fue todo. Nos dejó a todos, pero sobre todo, a ella... la dejó ya sin nada a que aferrarse para luchar por su propia vida... a pesar de tener la colección más completa de búhos que yo haya visto nunca, colección a la que todos contribuímos a completar. Ella necesitaba tanto la suerte de los búhos...Pero no sirvió de nada. Nada se podía hacer ya.
Me había vuelto a colgar la cadena, y por nada del mundo me la podía descolgar. No podía ocurrir otra desgracia como esa. No podía tener más culpas. No debería haber ocurrido. No debería haber empezado la desgracia para aquella pareja que por fin parecía tener esperanzas.
El se fue de repente, pasando en un instante de la vida al más absoluto abismo, la muerte más inexplicable y más injusta consecuencia de un accidente absurdo. Y ella ya no pudo superar aquella enfermedad. Ya no sirvió de nada la cirujía, ni los tratamientos, ni los ánimos. La única persona que podía hacer navergar aquella su barca por el Nilo, se había ido.
Pasaron años hasta que pude descolgar la cadena del cuello, sin dejar de llevar atado de alguna manera el búho. Y pasaron más hasta que por fin un día decidí que aquello no podía seguir. Tuve la valentía de dejar el colgante de una vez en casa y comenzar a probar...
La vida ha seguido. No puede ser todo bueno. Han ocurrido muchas más cosas tristes, quizá no tan dolorosas ni tan terribles algunas... otras sí. Pero estoy segura de que el búho no ha tenido nada que ver. Ya estoy segura. No me lo volveré a poner... o sí, quizá, sí. No lo sé.
Ahora, mientras recuerdo, mientras escribo... me doy cuenta de que no me he vuelto a poner aquél collar de perlas.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Tus nietos dicen que eres un abuelo especial

Tus nietos dicen que eres un abuelo especial. Y tienen razón. Supongo que imaginan que también has sido un padre especial.



Este inicio de artículo se quedó guardado como borrador. Por el verbo en presente, supongo que todavía estabas entre nosotros. Sé que después de que nos dejaras, intenté escribir algo y lo dejé. No podía. Y ahora también me cuesta. Inicié este blog con curiosidad, con ganas.... se fue complicando todo y ahora ha sido un blog triste. No sé cómo retomar esto. De momento, publico.

Añadiría :

Sí que fuiste un padre especial. No sabes cómo te echo en falta. Cuántas cosas te contaría aún, y cuántas te preguntaría. No pudimos dedicarnos mucho tiempo al final, había que cubrir las necesidades básicas y tu mente se perdió mientras tanto...

Pero siempre estarás entre nosotros y nos acompañas. Gracias por ser un padre especial.

Cardiff (Gales)


Es una ciudad de la que nunca había oído hablar.

Sin embargo, da la casualidad de que he pasado allí unos días y luego me he enterado de que en esa ciudad nació el autor de Los pilares de la tierra y Un mundo sin fín, ken Follett. Al leer su biografía no había reparado en la ciudad de nacimiento.

Ahora, revisando las fotografías, me resulta fácil imaginarme escenas de sus novelas en lugares similares a los que he visto. Sin duda, en su inspiración, algo tendrían que ver esas ciudades.

Me encantó la ciudad. Tanto la parte antigua como la más moderna. Disfruté de la breve estancia, qué suerte haber tenido la oportunidad de visitar Cardiff con tan grata compañía.

miércoles, 20 de mayo de 2009

MOMENTO PARA COCINAR

Me compré hace unos meses una supermáquina para cocinar: La cocinera. Fue como un arrebato. Necesitaba alguna ayuda y se me ocurrió, sin mirar mucho, la verdad, comprarla. Desde entonces, he ido marchando con esta nueva compañera de fatigas por la cocina como si fuese una niña con zapatos nuevos, o mejor, con un juguete nuevo.

Resulta que se ha convertido en lúdico y experimental algo tan fatigoso como cocinar por adelantado, siempre con previsión (no vale la improvisación con mi tipo de vida, ni con esta máquina porque es lenta, pero segura).

Siempre hay alguna novedad por mi cocina, porque estoy probando numerosas recetas, platos que de otra forma nunca hubiese cocinado. Incluso hemos descubierto el placer de hacer el pan, que es como un lujo para esas cenas especiales de los viernes.

Pero no puedo dejar de mencionar algo que me ha traído de la mano esta nueva adquisición: me he adentrado en el mundo de los foros y blogs de cocina, me estoy informando de novedades, secretos de cocina, pero sobre todo, estoy conociendo a gente estupenda que circula por estas páginas, cuenta sus experiencias, y sobre todo aporta opiniones y puntos de vista diferentes en otros temas no culinarios.

Es un tipo de relacion personal diferente, la de internet. No me hubiera imaginado que se pudiesen en unos meses establecer lazos de amistad con personas que escriben y cuentan, parlotean, ironizan, imaginan,... momentos entrañables, emocionantes a veces y otras tremendamente divertidos. Me he llegado a reír ante la pantalla con las bromas que compartimos. Sencillamente encantador.

viernes, 3 de abril de 2009

Primavera

Otra primavera más. Necesitamos cambios, no sólo en el tiempo (clima). Como las plantas y los animales, que hacen unos cambios tan significativos externamente, nosotros, que sólo renovamos nuestro vestuario, necesitamos cambios.

Si, si, cambios también, que al fin y al cabo lo que pasa por el cerebro, como es un órgano, también responde a estímulos físicos y químicos. Nuestras mentes están a veces tan obcecadas... que merece la pena renovar también nuestros pensamientos y quizá entonces hasta nuestro cuerpo funcione mejor, desaparezca el cansancio y nos encontremos con más fuerzas.

Tenemos unos días de vacaciones y habrá que aprovecharlos para retirar pensamientos que están alojados como trastos viejos y nuestra mente y empezar a pensar en cosas nuevas. Así nuestras neuronas estarán más animadas y funcionarán mejor. Poca base científica en mis teorías pero quizá sea un buen consejo para todos.