Leí Cuando todo cambió, de Donna Milner a principios de verano. Me gustó mucho. A pesar de tener un ritmo a veces lento, la buena descripción de personajes, del ambiente de la granja, la intuición del gran secreto que hizo que todo cambiara mantienen el interés, quieres saber qué ocurrió realmente, sientes como las vidas se han visto marcadas por ese tremendo momento...
Situaciones familiares y sociales muy complejas. Un drama que te invita a pensar: ¿qué habría hecho yo? ¿mirar también para otro lado, continuar como si no pasara nada? ¿tomar decisiones drásticas, hablar, aclarar todo desde el primer momento?
¿cargar con la culpa y los secretos?...
Cuando hace poco, ya al final del verano leí Dame la mano, de Charlotte Link, no he dejado de encontrar similitudes.
Secretos familiares, sentimiento de culpa, negación de la responsabilidad...
¿Qué habría hecho yo?
Este libro también te toca la fibra sensible, quizá más, tratándose de un ser tan necesitado.
Dame la mano es el título perfecto. Aferrarse a esa mano, la única que te puede brindar seguridad...
Creo que es un libro que merece la pena leer, además de la investigación policial, cobra importancia la necesidad de saber el verdadero pasado de la familia.
Creo que al paso que llevo, llegará el invierno y yo seguiré contando libros que leí en verano, pero estas dos novelas son para tener anotadas.