Julia Navarro nos ofrece una gran novela histórica. Dispara, yo ya estoy muerto recorre ciudades, países, etapas distintas de un mismo problema, el problema de los judíos, de los árabes y de Palestina.
Comienza en la primera parte en Europa. Los progromos de Polonia, la vida en París, en San Petersburgo...
Conocemos allí interesantes personajes. Asistimos a la gesta de la revolución, conocemos la opresión de los zares, la huida de muchos judíos.
Nos traslada más adelante a los primeros años del siglo XX en territorio palestino. La vida cotidiana de familias árabes y judías, la lucha contra los turcos.A pesar de tener intereses comunes, los prejuicios religiosos impiden la convivencia.
Las grandes potencias a su antojo y siempre por interés político y económico intervienen en la división de territorios.
Volvemos a pasar años en París, anecdótica visita a Toledo, primeros años de Hitler....
Los británicos dividen Palestina. Arabes y judíos obligados a odiarse entre sí.
Mientras surgen grupos de todos los tipos en ambos bandos, estalla la guerra mundial. Los protagonistas toman partido, combaten. En el viaje a la historia nos conmovemos una vez más ante el holocausto.
Toda la etapa del reparto de los territorios, del nacimiento del Estado de Israel, las guerras, las continuas luchas, ataques terroristas... Exilio palestino...
Y un final de novela, sin duda.
Me ha recordado en muchos momentos la última novela de Ken Follet, El invierno del mundo, donde con unas situaciones novelescas nos repasa la historia contemporánea. Algo parecido ocurre con esta novela, agradezco la posibilidad de conocer un poco más el problema Palestino.