Tengo la inmensa suerte de trabajar cada día con la inocencia, el entusiasmo, el cariño, la candidez, la energía, el movimiento, las ganas... de mis alumnos y alumnas.
A veces pienso que tengo en mis manos el material más valioso del mundo y no soy consciente de la responsabilidad... claro sería imposible hacer nada por el riesgo de meter la pata. Pero reflexiono a menudo sobre cómo cada paso que avanzan, no sé si con mi ayuda o sin ella, pero sí a mi lado, podrá determinar su futuro.
Cada descubrimiento, cada aprendizaje, permite abrir una puerta, ver un camino...¡qué suerte, tener por delante tanto que descubrir y poder estar con ellos y ellas!.
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