Me compré hace unos meses una supermáquina para cocinar: La cocinera. Fue como un arrebato. Necesitaba alguna ayuda y se me ocurrió, sin mirar mucho, la verdad, comprarla. Desde entonces, he ido marchando con esta nueva compañera de fatigas por la cocina como si fuese una niña con zapatos nuevos, o mejor, con un juguete nuevo.
Resulta que se ha convertido en lúdico y experimental algo tan fatigoso como cocinar por adelantado, siempre con previsión (no vale la improvisación con mi tipo de vida, ni con esta máquina porque es lenta, pero segura).
Siempre hay alguna novedad por mi cocina, porque estoy probando numerosas recetas, platos que de otra forma nunca hubiese cocinado. Incluso hemos descubierto el placer de hacer el pan, que es como un lujo para esas cenas especiales de los viernes.
Pero no puedo dejar de mencionar algo que me ha traído de la mano esta nueva adquisición: me he adentrado en el mundo de los foros y blogs de cocina, me estoy informando de novedades, secretos de cocina, pero sobre todo, estoy conociendo a gente estupenda que circula por estas páginas, cuenta sus experiencias, y sobre todo aporta opiniones y puntos de vista diferentes en otros temas no culinarios.
Es un tipo de relacion personal diferente, la de internet. No me hubiera imaginado que se pudiesen en unos meses establecer lazos de amistad con personas que escriben y cuentan, parlotean, ironizan, imaginan,... momentos entrañables, emocionantes a veces y otras tremendamente divertidos. Me he llegado a reír ante la pantalla con las bromas que compartimos. Sencillamente encantador.
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