Cuando una llega a cumplir los cincuenta años, y además goza de buena salud, no hay motivo para sentirse mal, sino para estar contenta. Eso es así, por lo menos visto desde fuera, sobre todo visto por quien tiene mas años, claro.
En mi caso también es para estar satisfecha porque además de la buena salud, yo sé que tengo una suerte increíble en la vida, que estoy rodeada de gente estupenda, principalmente la familia, que tengo muchos momentos divertidos, que tengo buenos amigos y amigas, pero repito, sobre todo mi familia, los míos, son lo mejor.
En estas fechas, cuando te "caen" los cincuenta años, parece que hay necesidad de piropearte, de decirte cuanto te quieren, de recordarte hechos especiales... y se agradece, la verdad, la autoestima se alimenta y la emoción te llena. Te das cuenta de lo que verdaderamente vale la pena y te sientes más encantada que nunca. Así que aquí estoy, feliz de la vida. Qué bien. Gracias a todos.
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