Cuánto me cuesta seguir este consejo.
Me lo dieron para el trabajo con niños, pero yo lo cogí con intención de aplicarlo además en la vida.
Pero qué difícil es...
Observar lo que ocurre, escuchar, estar atentos a todos los detalles, mirar bien... hacerse eco de lo que te comunican, de lo que están haciendo... pero no juzgar.
Cada comienzo de curso hay que refrescar esas máximas que a lo largo de los años de formación y de experiencia has ido acumulando.
Eso que quieres llegar a hacer perfectamente en tu trabajo pero no acabas de conseguir.
En el trabajo y en tu vida.
Me ha gustado más que los anteriores de esta autora, La casa Riverton y El jardín olvidado, que comenté aquí.
Es una novela que te atrapa sobre todo al final, pero que con la presencia de unos personajes llenos de misterio y magnetismo, te mantiene con un gran interés, acumulando deseos de saber que sólo se satisfacen en las últimas páginas.
Observar sin juzgar es lo que aconsejo hacer en este libro.
Nadie es como has podido pensar en un primer momento.
Las hermanas, el padre, la joven protagonista o su madre... todas tienen sus comportamientos obedeciendo a unas circunstancias tan especiales e insospechadas...
Eso mismo nos pasa con los alumnos y con muchas personas
a las que juzgamos y etiquetamos sin saber...