El tren de los huérfanos, novela de Chistina Baker Kline, me ha gustado, me ha entretenido, pero sobre todo, me ha emocionado.
Es una novela con dos protagonistas. La vida de la primera está inspirada en situaciones reales ocurridas a principios de siglo en Estados Unidos. Y la vida de la segunda está inspirada en el momento actual. Dos mujeres con muchos años de diferencia pero con tantas cosas en común...
Y unos hechos que por desgracia se dan tanto todavía...
No puedo dejar de pensar en esos niños que ahora siguen quedándose solos, unos muy lejos, como los de Nepal en estos días, pero también los hay muy cerca. Padres a los que las autoridades han de retirarles a sus hijos, situaciones dramáticas que por desgracia, a veces, conocemos desde la escuela...
Afortunadamente, tenemos sistemas de acogida y control que funcionan muy bien. Ya no nos toca jugar el mismo papel que la maestra de Vivian, pero leer esta novela nos ayuda a ponernos mejor en la piel de esos niños obligados a vivir en una familia que no es la suya, a tener más comprensión, toda la paciencia del mundo porque están tan fuera de lugar a veces, a darles confianza cuando es normal que desconfíen de todo, a dar seguridad ya que tienen tantos miedos... a dar más cariño ya que tanto les ha faltado.
