Después de haber leído los dos libros anteriores de Katherine Pancol, Los ojos amarillos de los cocodrilos y El vals lento de las tortugas, resulta muy fácil y agradecido leerse Las ardillas de Central Park están tristes los lunes.
Con este título tan curioso nos adentramos de nuevo en la vida de estas familias tan especiales, y vamos pasando páginas con una sonrisa en los labios, a veces con un gesto de sorpresa y otras de ternura. Cualquier cosa menos aburrido. A mí me resultó muy grato leerlo en vacaciones y después de enfrentarse con algún que otro drama, se agradece una lectura fresca y dinámica. Siguen estando los malos-malos pero sobre todo cobran fuerza los personales geniales...